Las elevadas temperaturas, el contacto continuo con el agua y la humedad, los cambios de hábitos entre otros. Así, son varios los motivos por los cuales en verano estamos más propensos a sufrir una serie de enfermedades que en otra época del año no adquiriríamos.
A continuación, desde El Progreso Servicios te contamos cuáles son las enfermedades más habituales del verano y para que tengas en cuenta.
Deshidratación: la exposición a las temperaturas elevadas propias del verano sin que se tomen las debidas precauciones provoca la pérdida de agua corporal a través del sudor, la micción o las heces. Si no se repone en cantidades suficientes y no se actúa ante los primeros síntomas puede llevar incluso a la muerte. Las personas mayores y los niños tienen mayor riesgo de deshidratación.
Quemaduras solares: tomar sol demasiado tiempo y sin protección puede causar quemaduras en la piel de segundo y tercer grado que requieren cuidados especiales en un servicio de urgencias. De este modo, se enrojece la piel y pueden producirse ampollas y ulceraciones, además de un intenso dolor.
Diarreas agudas: suelen durar entre 3 y 7 días. Son de origen viral y bacteriano y suponen un importante riesgo de deshidratación.
Intoxicaciones alimentarias: se producen al ingerir alimentos en mal estado por efecto del calor o por reacciones alérgicas.
Otitis: se pueden producir porque queda agua en el oído después de un baño en la playa, el río o la pileta (otitis del nadador). Además, si el agua está contaminada por bacterias se puede llegar a originar una infección del oído medio.
Cistitis: son frecuentes especialmente en las mujeres debido a los trajes de baño mojados y a las frías temperaturas del agua.
Infecciones fúngicas: se pueden adquirir en cualquier lugar en el que se camine descalzo sobre un suelo mojado (piletas, duchas y baños públicos, saunas, etc.) y previamente contaminado por otras personas que ya tienen la infección. La más común es la denominada pie de atleta.
Faringitis y bronquitis: en la mayoría de los casos se deben a los cambios bruscos de temperatura que supone estar en algún lugar cerrado con aire acondicionado cuya temperatura esté demasiada baja y luego salir al calor intenso de la calle.
Conjuntivitis: las causas pueden ser diversas como la exposición al sol, el aire acondicionado o como por ejemplo, al abrir los ojos bajo el agua de la pileta, río o mar sin llevar antiparras.
Reacciones alérgicas a picaduras de insectos: como en verano hay más insectos (abejas, avispas, hormigas, etc.) es más probable que suframos sus picaduras que pueden provocarnos inflamaciones e incluso vómitos, mareos o fiebre.
¡Es importante tener en cuenta estas posibilidades de patologías para que puedas disfrutar de las vacaciones sin inconvenientes! Una vez más, este ha sido un consejo de El Progreso Servicios.